La noche, dependiendo de que tipo de persona eres, puede llegar a ser tu refugio, tu amiga, tu miedo, el lugar a donde huyes de la realidad, el lugar a donde huyes de ti, el lugar donde te encuentras a ti mismo, el lugar donde te pierdes. En lo personal me gusta creer que, para mi, es un poco de todas las anteriores.

Estoy ebrio.
Caminas solo por las calles de noche y recuerdas aquellos entre los últimos pensamiento del detective Hector Belascoaran y entiendes que, sin importar donde estés, estos pedacitos de pitera realidad son
prestados. La ciudad que te acoge, que te protege. Estas calles son prestadas, tus pasos, la iluminación de las calles, esta maldita niebla etílica que dificulta leer tus propios pensamientos, los esporádicos transeúntes que, por razones desconocidas, te acompañan en tu andar nocturno. Todo es prestado, todo es tan tuyo como mañana será de la siguiente alma que se detenga en ese preciso cruce, que se encuentre reveladoramente intoxicada con alcohol.
No sé que estoy diciendo porque probablemente no estoy diciendo nada.
En los últimos días me había encontrado a mi mismo "bloqueado". A pesar de todos lo intentos fallidos de escribir, lo único que logre añadir a este blog son 7 borradores, cada uno con solo 3 o 4 lineas de texto. Es liberador que ya no te importe que escribir.
Este espacio, mio y de nadie más, mientras soy abrazado por la noche, es lo único que de verdad poseo. Estar solo, para quien lo sabe apreciar, es una de las más preciosas bendiciones que tiene la vida.
Te amo a ti y a todo lo difícil que llega a ser tratarte.
Amo a la noche y a su velo de anonimato y privacidad que nos presta sin miramientos.
Amo mi cama, mis muebles, a mis viejos juguetes y a la armónica manera que encontraron para que juntos representen mi definición de hogar y seguridad.
Me amo a mi, al alcohol, a todos mis vicios, mis errores, las personas que han entrado y salido de mi vida, al puto frió que te recuerda que sigues vivo (aunque el alcohol, de alguna manera que hasta el momento no termino de comprender, altera tu percepción de la realidad. Se siente como si fueras un espectador de una vida que ya no es tuya), a los tacos, a mi incapacidad de decir que no, a mis miedos. Amo esa sensación de vació infinita y permanente en el corazón de todos nosotros.
Amo que tenga la confianza de decirte todo esto que, al final del día, no significa nada.

Estoy ebrio.
Caminas solo por las calles de noche y recuerdas aquellos entre los últimos pensamiento del detective Hector Belascoaran y entiendes que, sin importar donde estés, estos pedacitos de pitera realidad son
prestados. La ciudad que te acoge, que te protege. Estas calles son prestadas, tus pasos, la iluminación de las calles, esta maldita niebla etílica que dificulta leer tus propios pensamientos, los esporádicos transeúntes que, por razones desconocidas, te acompañan en tu andar nocturno. Todo es prestado, todo es tan tuyo como mañana será de la siguiente alma que se detenga en ese preciso cruce, que se encuentre reveladoramente intoxicada con alcohol.
No sé que estoy diciendo porque probablemente no estoy diciendo nada.
En los últimos días me había encontrado a mi mismo "bloqueado". A pesar de todos lo intentos fallidos de escribir, lo único que logre añadir a este blog son 7 borradores, cada uno con solo 3 o 4 lineas de texto. Es liberador que ya no te importe que escribir.
Este espacio, mio y de nadie más, mientras soy abrazado por la noche, es lo único que de verdad poseo. Estar solo, para quien lo sabe apreciar, es una de las más preciosas bendiciones que tiene la vida.
Te amo a ti y a todo lo difícil que llega a ser tratarte.
Amo a la noche y a su velo de anonimato y privacidad que nos presta sin miramientos.
Amo mi cama, mis muebles, a mis viejos juguetes y a la armónica manera que encontraron para que juntos representen mi definición de hogar y seguridad.
Me amo a mi, al alcohol, a todos mis vicios, mis errores, las personas que han entrado y salido de mi vida, al puto frió que te recuerda que sigues vivo (aunque el alcohol, de alguna manera que hasta el momento no termino de comprender, altera tu percepción de la realidad. Se siente como si fueras un espectador de una vida que ya no es tuya), a los tacos, a mi incapacidad de decir que no, a mis miedos. Amo esa sensación de vació infinita y permanente en el corazón de todos nosotros.
Amo que tenga la confianza de decirte todo esto que, al final del día, no significa nada.







